Por Nelly Villegas
Los ojos de mi
tía María Celeste son verdes, saltones como los sapos que brotan de los charcos
después de las lluvias de mayo. A mí me gusta visitar a mi tía porque cuando ella
se queda dormida me le acerco suavecito y sin que se dé cuenta cambio sus ojos
por los míos. Con sus ojos todo lo veo verde enseguida…, salgo al patio, miro
al cielo verdoso y las nubes que vuelan son verdes, así como el arco iris que
pasa. Lo más gracioso es mirar a las personas: verdes de pies a cabeza, ¡me
cuajo de la risa mirándolos! Y mi mamá me dice:
-¿De qué te ríes,
hija mía, que por encima se te nota la picardía?
Y yo contesto
sonreída:
-De nada, mamá,
solo es el rozar de la silla que me produce cosquillas.
Si ella supiera
que su verde es suavecito y parece una manzanita con olor a cerecita. En cambio
el verde de mi papa es un poco más limón, con sabor a papelón. ¡Ah, el verde
más gracioso es el de mi tía josefina que, de tan verde hablador, parece un
cruce de loro con gallina! Y a mi hermano Juan Simón se le ponen verdes los
dientes, el cabello y el camisón.
Después de
verlos a todos verdes me voy a jugar sola al patio, contemplo las hormigas que
suben con sus migajas por las ramas de los arboles, que nunca cambian de color
porque verdes siempre son. Me siento en mi piedrita de siempre, a contemplar de
frente el sol. Y mi papá me pregunta:
-Josefina, ¿qué miras con tanta atención?
-Nada, papi,
solo miro los colores que se desprenden del sol. Mira qué atardecer tan bello y
tan multicolor.
¡Ni se imagina
que lo que estoy viendo son todos los verdes juntos dibujando un bosque con
ríos, animales y mucha vegetación! Antes de que mi tía despierte le devuelvo
sus ojos verdes y ya con mis ojos negros los colores vuelven a ser lo que
siempre son.
Hoy vino mi tía a verme y,
¡ay, Dios, qué decepción!
-¿Qué te has hecho, tía mía,
que tus ojos verdes ya no son?
En vez de dos saltones sapos
en tu mirada aparece un camaleón.
¿Quién se robó mis ojos
con los que veo verde el sol?
-¡No exageres sobrina mía!
Solo fui al oftalmólogo
y me puse unos cristales
con este color marrón,
para romper con la rutina
de ver el mundo de un solo color.
Pero no te preocupes niña mía
que esta noche al acostarme
me los tengo que quitar,
entonces me haré la dormida
para que los vuelvas a tomar
y mires las estrellas con tu verde
singular.
No hay comentarios:
Publicar un comentario